El empresario asegura que no va a volver a entrar en China y anima a otras empresas tecnológicas a hacer lo mismo
a historia necesita de mitos a los que agarrarse. Las mentes brillantes que han revolucionado la sociedad actual con sus servicios digitales desconocían lo que estaban inventando. De adolescente, Jack Dorsey, creador de Twitter, plataforma de mensajes que ha servido para «democratizar» la sociedad, le apasionaban los mapas, pero echaba de menos algún código que permitía dibujar a los ciudadanos. Así nació la aplicación del pajarito. Facebook, por el contrario, se gestó en la universidad en un momento en el que las redes sociales ya existían como MySpace. Ahora, su fundador Mark Zuckerberg se alza para reescribir su creador amparándose en que lo creó para defender la libertad de expresión.
Un concepto inerte y vacuo que dice muchas cosas pero que, a su vez, encarna los mayores desafíos de las sociedades occidentales. Controlar los flujos conversacionales ha sido uno de los objetivos de todos los gobiernos. En los tiempos de la bidireccionalidad promulgada en redes sociales el acceso a la información se ha multiplicado. Pero desde la industria de la tecnología se intenta mandar un mensaje a la sociedad: queremos proteger vuestra privacidad. Lo hacen después de varios años en los que se han mirado con lupa por parte de los reguladores y se les ha criticado duramente (a los servicios digitales) de mirar más por su negocio que por la salud social.
Este jueves, en una charla en la universidad de Georgetown (Washington), Mark Zuckerberg ha defendido, primero, la libertad de expresión avanzando además su salida de China, y segundo, deslizando un cuestionado mensaje: que Facebook se ideó en 2003 en plena vorágine de la guerra de Irak y la invasión del ejército estadounidense en el país. Su objetivo -insistió- fue darle voz a todos. «Cuando estaba en la universidad, nuestro país acababa de ir a la guerra en Irak. El ambiente en el campus era de incredulidad. Se sentía como si estuviéramos actuando sin escuchar a muchas perspectivas importantes. El costo para los soldados, las familias y nuestro sentimiento nacional fue grande y la mayoría de nosotros nos sentimos impotentes. Recuerdo haber pensado que si hubiera más personas que tuvieran una voz para compartir sus experiencias tal vez las cosas hubieran sido diferentes. Esos primeros años moldearon mi creencia de que darles voz a todos empodera a los impotentes y empuja a la sociedad a ser mejor», manifestó en su intervención que se puede leer íntegro en un comunicado.
La versión oficialmente aceptada es distinta. Tras varios episodios judiciales y mensajes alrededor de las personas implicadas apuntan, como recuerda el medio especializado «Mashable», que la red social nació inicialmente bajo el nombre de «The Facebook». Siguió los pasos de otro proyecto embrionario conocido como «Facemash», que empleó una base de datos «hackeada» de los estudiantes de la universidad de Harvard para que los usuarios calificaran a sus compañeros del campus. En 2018, el propio Zuckerberg insistió durante su intervención el congreso de Estados Unidos que ambos proyectos no estuvieron conectados eliminando las trazas de la historia que se ha asumido socialmente.
Ahora, se pone la chaqueta de defensor de la privacidad y la libertad de expresión, alegando incluso -se detalla en su intervención- que Facebook no va a regresar a China, país donde se cuestionan los derechos civiles fundamentales: «Quería nuestros servicios en China porque creo que no conecta a todo el mundo y pensé que tal vez podríamos ayudar a crear una sociedad más abierta», recordó. «Trabajé duro durante mucho tiempo, pero nunca pudimos llegar a un acuerdo sobre lo que se necesitaría para operar allí [...] Nunca nos dejaron entrar».
Y animó, además, a otras compañías tecnológicas a seguir sus pasos «No creo que la gente quiera vivir en un mundo donde solo se pueden decir cosas que las compañías tecnológicas deciden que son cien por ciento verdaderas. Y creo que esas tensiones son algo con lo que tenemos que vivir», añadió en su discurso, al tiempo que aseguró que en una democracia «las personas deberían decidir qué es creíble, no las empresas tecnológicas» a pesar de admitir que hay excepciones: «No permitimos contenido que incite a la violencia o a un riesgo inminente de daño».
«Dada la sensibilidad en torno a los anuncios políticos, he considerado si deberíamos dejar de permitirlos por completo»
Una perspectiva dudosa, porque el líder de Facebook defendió la política de esa red social de publicar anuncios de campaña que contenga declaraciones falsas o mentiras y admitió que esas tensiones son algo con lo que «tenemos que vivir». Porque, en su opinión, «la gente se preocupa, y yo también me preocupo profundamente por la erosión de la verdad». «Dada la sensibilidad en torno a los anuncios políticos, he considerado si deberíamos dejar de permitirlos por completo», matizó Zuckerberg, aunque defendió que prohibir la propaganda electoral favorece a quienes ya ocupan un cargo público o a los candidatos en unas elecciones. «Si quisiéramos prohibir los anuncios políticos no está claro dónde debemos trazar el límite. Hay muchos más anuncios sobre asuntos que los que hay directamente sobre las elecciones» pero «hay problemas de cualquier forma si eliminas esto», por lo que se sitúa «en el lado de una mayor expresión».
Tuvo palabras también sobre TikTok, una de las redes sociales de moda y que ha empezado a interesar mucho a los más jóvenes, pero a pesar de que la idea le gusta a Zuckerberg como para poder copiarla en sus servicios consideró que el servicio, de procedencia china, ha censurado las protestas políticas. «Si bien nuestros servicios como WhatsApp son utilizados por manifestantes y activistas en todo el mundo debido a un fuerte sistema de cifrado y protecciones de privacidad, en TikTok, la aplicación china que crece rápidamente a nivel global, las menciones de estas protestas están censuradas, incluso en los Estados Unidos», criticó.
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