El creador de Facebook se erige en su interrogatorio ante los políticos estadounidenses como garante de la libertad de expresión pero se ve acorralado por preguntas incómodas que, en algunos momentos, le dejó con la ceja levantada
El dinero llama al dinero. Siempre. Y Facebook no está dispuesto a cortar el grifo de una de sus principales fuentes de ingresos, los anuncios políticos. Lo hace por reforzar sus cuentas, aunque lo ha querido «vender» por otros motivos: la libertad de expresión. El acoso y derribo al que se ha visto sometido su fundador, Mark Zuckerberg, ante el torrente de preguntas de uno y otro bando (demócrata y republicano) ha servido para dejar patente sus intenciones, seguir amasando fortuna. El caso es que, con 35 años, el empresario, niño mimado de América hasta hace poco, se ha convertido en el foco de los ataques de los principales partidos estadounidenses. Algo que, tras protagonizar varios episodios controvertidos en un corto espacio de tiempo, se lo ha ganado a pulso.
¿Censura en la red social?
Es lo que se puede interpretar con su defensa de una de las medidas más inquietantes que ha acometido la red social en los últimos tiempos, permitir que los anuncios políticos puedan desinformar o incluir falsedades -algo prohibido, en teoría, a todos los usuarios- en periodo electoral. Con la cabeza alta, dice aceptarlo porque Facebook no es censor. Que no actúa como regulador de lo que es o no verdad. Que no le compete esa misión. Pero es cierto, sin embargo, que la plataforma se lucra a costa de, precisamente, el flujo informativo y, sibilinamente, actúa tratando noticias. Para bien o para mal, pero decide, organiza y jerarquiza. Como negocio, nunca va a hacer nada que perjudique.
Sobre los derechos civiles
Su intervención ante las incisivas preguntas de los políticos estadounidenses, Zuckerberg, curtido en mil y una batallas de este tipo, supo defenderse, aunque hubo ocasiones en los que tuvo que arquear la ceja. En más de una vez dudó y admitió errores. Joyce Beatty, política demócrata, puso en cuestión que la compañía respete los derechos civiles considerando que los esfuerzos de Facebook para abordar los abusos en esta materia eran insuficientes, calificándolos incluso de «atroces y desagradables». «En su declaración inicial, habló mucho sobre los derechos civiles", señaló la congresista. «Creo que probablemente deberíamos expresarlo de manera un tanto diferente: que su trabajo con los derechos civiles se debe a la cantidad de demandas que ha tenido».
Problemática sobre la diversidad
Asegurando, escuetamente, que es uno de sus grandes desafíos, Zuckerberg conservó su cara inerte durante todo el interrogatorio. Preguntó acerca de la contratación de mujeres por parte de Facebook, las denuncias de discriminación sobre anuncios de viviendas o la auditoría de derechos civiles en curso de la compañía, a cargo de Relman Dane & Colfax, una firma de abogados de Washington. «¿Sabe quién es la empresa con la que trabaja para asesorarse de derechos civiles?», comentó Beatty. «Congresista, no», respondió. «¿Cómo podría no saberlo cuándo ha empleado a la firma de derechos civiles más histórica y más importante? Es muy frustrante para mí. Es pensar que se trata de una broma cuando arruinó la vida de muchas personas», adujo.
También se intentó arrinconar a Zuckerberg por la cuestionada diversidad en la plantilla de Facebook. Beatty, de hecho, le recordó las denuncias de racismo por parte de algunos exempleados: “¿Sabe cuál es el porcentaje de afroamericanos que hay en Facebook en comparación con la sociedad? ¿Sabe cuál es el porcentaje?”, preguntó. «¿Gente que usa Facebook?», respondió Zuckerberg. «¿Sabe cuántos afroamericanos?», insistió Beatty, a lo que el empresario se limitó a decir que: «No, porque no recogemos la raza de usuarios».
La mediática legisladora demócrata Alexandria Ocasio-Cortez se atrevió con preguntas más insistentes acerca del escándalo de Cambridge Analytica y sus sistema de publicidad política. Preguntado sobre la decisión de eximir en la publicidad política la aplicación de su sistema de verificación de hechos, Zuckerberg admitió que sí elimina contenido en casos de violencia o represión de votantes. Pero hubo más: le cuestionó si era posible publicar un anuncio con fechas erróneas acerca de la convocatoria electoral dirigido a sus usuarios negros. No hubo contestación. Pero cabe recordar que la red social se negó a eliminar un anuncio falso de la campaña de Trump sobre las relaciones de Biden con Ucrania.
Sobre Libra, su gran proyecto
Facebook ha estado bajo el escrutinio público en los últimos meses a costa de su gran proyecto de Libra, su propuesta de criptomoneda que no ha gustado nada a reguladores, gobiernos y entidades bancarias de todo el mundo. Ante las preguntas de los políticos, Zuckerberg apeló al patriotismo al asegurar que Libra servirá para ampliar el «liderazgo financiero» de EE.UU., a la vez que reconoció los "problemas" de credibilidad de su empresa en los últimos años.
«Es algo que hay que hacer, pero entiendo que no somos el mensajero ideal ahora mismo. Hemos encarado un montón de problemas en los últimos años y estoy seguro que la gente desearía que fuese otro en vez de Facebook quien proponga esta idea», afirmó. El objetivo de Facebook -dijo- es «poner el poder en las manos de la gente». «Durante un largo periodo de tiempo el lema de Facebook fue 'muévete rápido, rompe cosas'. No queremos romper el Sistema Monetario Internacional», aseveró Nydia Velázquez, congresista por Nueva York. Pero, de nuevo, quiso erigirse como el abanderado de la democracia: «si no cuenta con el respaldo de Estados Unidos retiramos la iniciativa».
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