La Cámara Alta dará previsiblemente sanción definitiva al proyecto gubernamental que supone importantes recortes en áreas como salud, ciencia y educación.
El Senado argentino debate este miércoles el proyecto de Presupuesto para 2019. La iniciativa ya obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados el pasado 24 de octubre y el oficialismo asegura que tiene los votos necesarios para aprobarlo definitivamente en la Cámara Alta.
De acuerdo al portal especializado Parlamentario, la Alianza Cambiemos del presidente Mauricio Macri logrará el apoyo de algunos senadores del Partido Justicialista para alcanzar una mayoría de 40 votos.
En ese sentido se expresó en los días previos el senador oficialista y exministro de Educación, Esteban Bullrich. "Creemos que el miércoles vamos a tener los votos", sostuvo en declaraciones radiales. Y añadió que varios legisladores "están de acuerdo en este camino" que apunta a "ordenar las cuentas públicas provinciales y nacionales".
Bullrich apuntó que, en los últimos 100 años, "la Argentina tuvo 90 de déficit", en referencia al objetivo de este proyecto de alcanzar el llamado "déficit cero". Para el senador, el presupuesto presentado "genera un incremento en algunos impuestos y una reducción al gasto público en alguna de las variables más importantes".
Las negociaciones
Para lograr el apoyo de otros sectores, Cambiemos debió negociar. Pero teniendo como objetivo el límite del "déficit cero" acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), no tuvo otra opción que buscar incrementar los ingresos subiendo los impuestos, como aquellos que afectan a los bienes personales (aunque exceptuando a los sectores más adinerados como los dueños de la tierra).
Así lo señala el diario La Nación, que da cuenta que, en relación al proyecto original, el gasto previsto aumentó 24.000 millones de pesos (675 millones de dólares). Al respecto Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, destacó que "la presión tributaria conjunta de Nación y provincias alcanzaría un nivel récord del 33,2% del PBI en 2019".
Este dinero "extra" se utilizaría para aumentar levemente la contratación de obra pública; transferir fondos a cajas previsionales; crear un fondo de compensación del transporte público (para contener un poco los aumentos de tarifas); y autorizar al jefe de Gabinete a asignar créditos discrecionalmente para partidas específicas. Es decir, una herramienta de presión para el Ejecutivo Nacional en sus negociaciones con los Gobiernos provinciales.
El ajuste
No obstante, la contracara de estas disposiciones es el fuerte recorte en gastos esenciales, provocando protestas masivas el día de la votación en Diputados que, según lo anunciado, se repetirán este miércoles cuando sesione el Senado. Así, organizaciones políticas, sociales y sindicales marcharán hacia el Parlamento para rechazar lo que consideran "el presupuesto del FMI".
"Hay una determinación del Gobierno en reducir gastos en Educación, Salud y Desarrollo Social, además de otras áreas como Urbanismo o Trabajo (que son menos representativas en términos de gasto), en favor de los servicios de deuda pública", explicó a este medio el sociólogo y profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Rolando García.
El también investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), remarcó que si bien el Gobierno de Macri tiene un acuerdo con el FMI que implica llegar al "déficit cero", esa consigna "remite al déficit primario, es decir, que no están computados ahí los gastos por servicios de deuda".
"Estos últimos, hacia el año 2015 eran alrededor del 7% del presupuesto y hoy estarían siendo de 15 puntos, aunque algunos analistas estiman que llegaría a 18 puntos", añadió García.
El problema de la inflación
Si bien Macri había asegurado en su campaña electoral para las presidenciales de 2015 que la inflación iba a ser "lo más fácil" de resolver durante su mandato, esa promesa ha estado lejos de cumplirse. Esta variable superó el 40% en 2016, el 20% en 2017 y este año rondará el 50%.
Para García se trata de un "grave problema" que no viene marcado por el Presupuesto en sí, sino porque "resulta imposible hacer una estimación presupuestaria ajustada en un país que tiene una inestabilidad financiera tan grande". El Presupuesto que votará el Congreso prevé un dólar a 40 pesos pero este precio "ya fue superado durante la última corrida cambiara" de agosto.
Es por eso que el analista considera "altamente improbable que el tipo de cambio pueda sostenerse". "Eso perjudica el cálculo de la inflación que está en un 34% y hace pensar que, avanzado el próximo año, lo que esté en la letra escrita quede invalidado por la dinámica económica", apuntó.
"Hay una sociedad que se imagina un Gobierno donde el Estado apoya menos la Educación, la Salud, la Cultura, la Ciencia y Técnica y trata de, con ese dinero que se ahorra, pagar intereses de deuda para cumplir con los objetivos del FMI", añadió García. Y analizó que la intención es que, así, "le vuelvan a financiar la campaña electoral que tienen por delante en 2019".
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