El Triángulo de las Bermudas boliviano

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*Camilo Katari
El famoso triángulo de las Bermudas, ubicado en el Océano Atlántico, recobra la leyenda de un lugar donde las cosas se extravían (especialmente aviones y barcos), tomando como base esta leyenda, podemos hablar de un triángulo de las Bermudas en Bolivia. Y es que tenemos un lugar, un espacio, un territorio que ha logrado que, parte de la sociedad boliviana, se “extravíe”, se pierda.
El triángulo de las Bermudas se encuentra definida entre Miami (EEUU) Puerto Rico y las Islas Bermudas, en nuestro caso los puntos de esté nuestro triángulo, están definidos por el Trotskismo criollo (incrustado en las universidades y en el gremio del magisterio), en una de las aristas, la segunda, está la Iglesia Católica y finalmente, en la tercera, están los medios de comunicación afines al neoliberalismo.
Este curioso triángulo ha tomado forma en la larga resistencia al proceso desencadenado por los pueblos originarios, los unos como revancha a su pensamiento, que considera que los cambios solamente se pueden realizar si son los proletarios los protagonistas; cosa que no ocurrió en Bolivia pues fue un productor de coca y sus sindicatos que formaron su instrumento político y lograron una de las victorias más rotundas en la vida democrática boliviana.
Así pues el trotskismo no le perdona a Evo Morales el haber quebrado su dogma principal, y si hablamos de dogma quién mejor lo utiliza es sin duda la Iglesia Católica. ¡Más de dos mil años! eso es tener la sartén por el mango, pero como en Bolivia se declaró un Estado laico, todas las congregaciones, curas, frailes y clérigos, iniciaron su santa cruzada contra este demonio andino llamado Evo Morales, y ahí encontramos la coincidencia con el trotskismo boliviano, beatas y clérigos caminan y protestan del brazo de avezados “comunistas”.
Para cerrar este triángulo, que en el fondo es también restaurador, tenemos que referirnos a los medios de comunicación y sus rostros concretos que son la última arista de este fenómeno. Hoy por hoy con fuerte presencia e influencia por encima de las redes sociales, de acuerdo a los sondeos de la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación, AGETIC.
Referirse a los “medios” en general no es bueno, por eso hay que precisar de quienes hablamos y ahí encontramos a periódicos ya muy conocidos como: Página Siete (o Pagina miente), El Deber, El Día, Los Tiempos. Radios como FIDES, Panamericana, ERBOL; canales de televisión como, UNITEL, PAT, Red Uno, y toda una larga cadena de medios religiosos (protestantes, evangélicos, católicos, etc.)    
Este triángulo se engulle de esperanzas, de dignidades, conciencias y actitudes; como en una licuadora lo revuelve todo y lo reduce a una sola fórmula ¡NO!
Las teorías de la leyenda del triángulo de las Bermudas, han sido cuestionadas y hoy existe poca credibilidad de aquello que en su tiempo era noticia y comidilla infaltable en los coloquios y diálogos cotidianos; de igual manera los discursos y lemas elaborados por nuestro criollo Triángulo de las Bermudas boliviano; está siendo cuestionado por la terca realidad que se mira, se palpa, se siente y sobre todo se construye.
Aquellos y aquellas que de manera voluntaria quedaron atrapados en este Triángulo, les será difícil salir a flote, como ocurre con las decenas de embarcaciones que se encuentran en el fondo del Océano Atlántico; los y las que son atraídas por este fenómeno, tienen que echar mano de la experiencia de Odiseo (Ulises) que pidió ser atado a un fuerte mástil para no sucumbir ante el canto de las sirenas, y es que nuestro Triángulo tiene esa característica, tiene sirenas cantoras, de rojo color y  sacras letanías, en ambos casos sus divulgadores no son las trompetas de Jericó, sino los modernos medios de comunicación que son en realidad medios de adoctrinación.
Aquí no cae ese dicho que todo parecido con la realidad es mera coincidencia, porque esta realidad no es de ciencia, ni de ficción, sino que tiene la trágica realidad que siempre ha formado parte de nuestra historia, desde los caudillos militares, pasando por los Barones del Estaño y terminando en los restauradores del Siglo XXI, en consecuencia, este triángulo es una palpable realidad.

*Camilo Katari, es escritor e historiador boliviano