Los recientes ataques contra el país árabe representan una violación de la Constitución de EE.UU. y crean nuevas tensiones en la relación entre Washington y Moscú, opina un analista.
Los recientes ataques de EE.UU. y de sus aliados británicos y franceses contra Siria "fueron una mala idea" y "son reprobables por muchas razones", sostiene el especialista en seguridad y defensa Ted Galen Carpenter en un artículo para The National Interest.
En primer lugar, la acción de Washington supuso una violación flagrante de la Constitución estadounidense, afirma el analista, ya que, excepto cuando se trata de la respuesta a un ataque contra EE.UU., es del Congreso y no del presidente de donde emana la autoridad para decidir si se involucra al país en un combate. "Castigar a un régimen extranjero por una supuesta atrocidad contra sus propios ciudadanos no habilita, y los argumentos en contra son falsos o históricamente iletrados", denuncia el experto.
En segundo lugar, "ni siquiera hay certeza" de que el Gobierno de Bashar al Assad fuera el culpable del supuesto ataque químico que desencadenó la respuesta occidental. Como recuerda Carpenter, existe otra serie de sospechosos, sobre todo distintas facciones rebeldes que "se tambalean por una serie de derrotas" militares y, por lo tanto, "tienen un poderoso incentivo" para atraer a Washington a "una participación más profunda en la guerra civil" de Siria de su lado. Por el contrario, Al Assad no tenía ningún incentivo para provocar a EE.UU., señala el analista.
En tercer lugar, prosigue, al degradar los activos militares del Gobierno sirio con los últimos ataques, Occidente corre el riesgo de permitir que la coalición rebelde, mayormente islamista, se alce con la victoria en el conflicto sirio. La facción más poderosa en esa coalición es Jabhat Fateh al Sham (antiguo Frente Al Nusra, filial siria de Al Qaeda), resalta el experto, que advierte de que "ayudar a empoderar a un régimen sucesor islamista no es lo mejor para EE.UU.".
En cuarto lugar, los ataques aéreos crean nuevas tensiones "en la ya abrasiva relación de Washington con Rusia". Hasta ahora, el Kremlin "ha reaccionado con moderación", pero incluso si Vladímir Putin se abstiene de aumentar la participación militar de su país en Siria, "la nueva guerra fría entre Moscú y Occidente se hará más profunda" debido a los recientes ataques, opina Carpenter.
"La santurrona hipocresía de las potencias occidentales"
Sin embargo, "lo peor de todo es la santurrona hipocresía de las potencias occidentales" en lo que se refiere a sus justificaciones para lanzar los ataques aéreos, denuncia el autor del artículo, detallando que los tres aliados describieron el ataque a Siria como "un imperativo moral" para impedir el uso de armas químicas y pintaron a Al Assad y su Gobierno como un enemigo "excepcionalmente vil".
En su discurso al pueblo estadounidense anunciando los ataques, Donald Trump también criticó duramente a Rusia e Irán por su apoyo al presidente sirio. "A Irán y a Rusia, les pregunto: ¿Qué clase de nación quiere asociarse con el asesinato masivo de hombres, mujeres y niños inocentes? Las naciones del mundo pueden ser juzgadas por los amigos que tienen. Ninguna nación puede tener éxito a largo plazo al promover Estados deshonestos, tiranos brutales y dictadores asesinos", aseveró.
Para Carpenter, la última declaración "se merece un premio", pues —recuerda—, EE.UU. "nunca tuvo problemas para apoyar a Estados canallas, tiranos brutales y dictadores asesinos". El último ejemplo de ello es Arabia Saudita, que ha usado las armas que le han vendido EE.UU. y otros Gobiernos occidentales "para asesinar a miles de civiles yemeníes inocentes, incluidas las municiones de racimo que casi todas las naciones del mundo han prohibido", denuncia el experto.
Fuente: RT Español
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