*Camilo Katari
El Alcalde cochabambino del municipio de Cercado, tiene una pesada mochila. No es una mochila cualquiera es una que contiene mucho odio racista demostrado en sus arengas y acciones del año 2008; la mochila en cuestión destila también un mal olor, producto de su larga travesÃa desde la China, que ya no es de Mao sino, de un tigre asiático que reinará por muchos años.
La pesada mochila ha sido sospechada de “negociado”, es decir, de una costumbre muy arraigada en varios peldaños de la administración pública; esta costumbre tiene un origen religioso, conocido como el “diezmo”, valor que varÃa según el Ãndice de necesidades que tiene la autoridad encargada de fijar el porcentaje que se añadirá al diezmo.
En el caso de la pesada mochila del burgomaestre cochabambino, según informes oficiales, existe un “negociado” (diezmo fijado) de más o menos diez millones de bolivianos, con el añadido que no serÃa la primera vez que existe un “negociado” entre el municipio y las personas que fabrican “sociedades accidentales” para accidentar la economÃa del pueblo cochabambino, eso queda tan evidente como la luz clarita del amanecer.
La noble tarea de apoyó a los niños en su estadÃa en las escuelas, ha sido nada más que un pretexto para que unos “niños y niñas” prodigio, se enriquezcan de la manera más innoble, demostrando una vez más que este mundo es de los “vivos”, herencia colonial que busca el enriquecimiento rápido, esa sed de oro que tenÃan los antiguos colonizadores gachupines.
Los modernos (ladrones) recurren a las artimañas que permite un arbitrario manejo de los recursos que tienen ciertos personajes que manejan las cuentas públicas de todos y todas los que habitamos este territorio.
La pesada mochila, ha logrado encorvar la figura del Alcalde, que en su desesperación ha intentado mostrarse como vÃctima de una cruel conjura del presidente, porque dice: “soy el único candidato que le puede hacer frente, por eso me quieren anular”.
Semejante afirmación ya ha movido a la opinión pública mundial, donde el Alcalde es más conocido que Evo Morales (es ironÃa, por si no lo notaron), entonces los periodistas más especializados en temas de polÃtica internacional han arribado al paÃs y se encuentran en plena tarea de preparar sus acuciosas preguntas para tan importante personaje, entre tanto el Alcalde les ha preparado un tour por las ciclovÃas, que son unas aceras pintadas y nada más, pero presentadas como gran obra destinada a elevar el desarrollo humano del municipio.
En este tour también está planificado visitar un operativo de “limpieza” de los comerciantes ambulantes que no militan en los gremios afines al Alcalde. Finalmente, el Alcalde pretende cerrar con broche de oro este tour para la prensa extranjera, visitando el reloj de Cala Cala, lugar donde nadie puede parar (peor ver la hora) debido al gran desplazamiento de transporte que existe en esta rotonda de la zona norte (donde viven los ricachones).
La pesada mochila, que tiene encorvado al señor Alcalde cochabambino, ha movido a todos los grupos de choque de los demócratas (partido al que pertenece el Alcalde y cuyo origen se encuentra en la Nación Camba) para aligerar un poquito el peso y quién sino el senador Murillo para este trabajo.
Con su acostumbrada verborragia llena de adjetivaciones y de las “chicanas” ya conocidas, el Senador ha tratado de mostrar la figura de un mártir, de una vÃctima inocente, que tal parece no se enteró que en sus dependencias se cocinaban suculentos negocios, y como GarcÃa Meza, está alegando amnesia de gestión, en sÃntesis la pesada mochila serÃa una carga puesta por el gobierno para fines inconfesables.
Frente a esta defensa solamente quedan flotando las siguientes preguntas; ¿Quién realizó la adjudicación? ¿Qué otros negocios tienen los empresarios accidentales? ¿Es cierto que no es la primera vez que hacen negocios entre accidentales y municipio? ¿Dónde están los diez millones?
Esperamos que la pesada mochila del Alcalde no esté llena de esos diez millones, sino de proyectos que mejoren la vida de quienes tienen que sufrir las inundaciones en tiempo de lluvias, los malos olores en tiempo de calor, los embotellamientos en casi todas las avenidas, la desforestación urbana, que le quita el nombre de “ciudad jardÃn” a Cochabamba, etc.
¿O tal vez su futuro está en un prudente y silencioso alejamiento de su silla de burgomaestre? Como siempre será el pueblo quien defina ese futuro.
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